lunes, 19 de mayo de 2008

Leyendas y Hechos Sorprendentes

Las siguientes anecdotas,acerca de coincidencias fantasticas me fueron enviadas,por un radioescucha,gracias jaime,y las publicamos aqui,ignoro las fuentes de procedencia.

COINCIDENCIAS SORPRENDENTES

Bettina Kuypers, cartógrafa de Toronto, ordenando los recuerdos familiares de su marido se sorprendió al reconocer una foto en la que aparecía su esposo a los cuatro años de edad en el regazo de Santa Claus. También a ella le habían tomado una foto a los cuatro años de edad en el regazo del mismo Santa Claus en el mismo centro comercial y en la misma navidad.

La pintora Helen Lucas, oriunda de Saskatoon, Canadá contemplaba con satisfacción tres cuadros que había pintado durante un fin de semana de intenso trabajo cuando sonó el teléfono.
- ¿Helen? Hola, soy Sue - La desconocida agregó unas palabras en griego y luego continuó -: Como estabas enferma, tu marido me pidió que rezara por ti.
Sorprendida de que la desconocida le hubiera hablado en su lengua materna, Helen objetó:
- Pero yo no estoy casada.
Tras explicar que trabajaba en el programa religioso de televisión "100 Huntley Street", la mujer se dió cuenta que había invertido dos dígitos, y dijo:
- Debe haber sido la voluntad de Dios que usted y yo habláramos.
Inspirada por este extraño suceso, Helen publicó una nota para buscar esposo en un periódico de anuncios personales. Entre las primeras respuestas figuraba la de un hombre con el cual acabó casándose. Viviía en la calle Huntley.

El conocido actor Anthony Hopkins se pasó un día registrando en vano las librerias londinenses en busca de un ejemplar de The girl from Petrovka, novela en la que se basaría su siguiente película. De vuelta en casa vio un libro colocado portada abajo sobre un banco de la estación de Leicester Square; lo volteó y... era The girl from Petrovka. Como tenía muchas correcciones hechas a mano, Hopkins se lo comentó al autor del libro, George Feifer, cuando se reunieron después en Viena para rodar la película. Feifer se quedó estupefacto. Era una versión preliminar que se le había perdido un año antes que Hopkins la encontrara. Esta anécdota esta documentada en el libro de Alan Vaughan, Incredible Coincidence de 1972.




Coincidencias Fantásticas

Poco después de mudarse a Calgary, Marylin Trites perdió su libreta de direcciones. Seis meses después llegó a su casa una invitada mostrándole una libreta que acababa de encontrar en el taxi en el que había llegado.
- Está llena de conocidos nuestros - exclamó - ¡Es increible!
Era la libreta perdida de Trites.

Como este último caso, en la coincidencias exiten muchisimas de este tipo en donde los objetos perdidos tienden a regresar con sus dueños.

Otro de los casos clásicos.

En 1898 el escritor estadounidense Morgan Robertson escribió una obra de ficción titulada Futility: or the Wreck of the Titan ("Futilidad: o el naufragio del Titán"), sobre un trasatlático de lujo, supuestamente inhundible, que chocaba contra un iceberg en el Atlántico Norte durante su viaje inaugural, en un mes de Abril con gran pérdida de vidas humanas. En Abril de 1912, el Titanic chocó contra un iceberg en el Atlántico Norte durante su viaje inaugural, con gran pérdida de vidas humanas.


COINCIDENCIAS FANTASTICAS

También son conocidas (al menos algunas) de las "coincidencias" vividas por Julio Cortázar que él prefería denominar "hechos fantásticos".

Su libro de cuentos Deshoras se inicia con una carta ("Botella al mar"-"Epílogo a un cuento") firmada por Cortázar y dirigida a la actriz Glenda Jackson. Dos semanas antes de escribirla se había editado en México su libro de cuentos Queremos tanto a Glenda, evidentemente publicado en su idioma original (el castellano), así que no sería traducido a otras lenguas hasta tiempo después -con lo cual no había posibilidad de que Glenda J. lo leyera-. En el cuento que da título al libro un grupo de amigos comparten admiración y cariño por la actriz Glenda Garson (Cortázar le cambió el apellido pero dando suficientes datos cinematográficos como para identificar a la actriz real). La trama es la siguiente: "los amigos quieren tanto a Glenda que no pueden tolerar el escándalo de que algunas de sus películas estén por debajo de la perfección que todo gran amor postula y necesita". Así, el club de admiradores se propone conseguir las copias de dichas películas y modificarlas, para salvar el honor de Glenda. Un año después, Glenda decide regresar al cine y los amigos del club deciden que, sea como sea, Glenda no alcanzará a filmar la anunciada película.

Y aquí viene el hecho fantástico. Llegado Cortázar a San Francisco para impartir un cursillo, se estrena la última película de Glenda Jackson titulada Hopscotch, es decir, "rayuela" en inglés. Yendo más allá, la película se basa en una novela de espionaje en la que el personaje de Glenda se enamora de un espía que se ha puesto a escribir un libro llamado Hopscotch para denunciar los trabajos sucios de agencias como la CIA que ahora se proponen eliminarlo. Glenda participa en el falso accidente que debe dar por muerto al espía: "En el cuento que acaba de salir en México yo la maté simbólicamente, Glenda Jackson, y en esta película usted colabora en la eliminación igualmente simbólica del autor de Hopscotch."

COINCIDENCIAS
LINCOLN Y KENNEDY

Veamos las sorprendentes coincidencias que hay en las vidas de dos presidentes norteamericanos, Lincoln y Kennedy: Abraham Lincoln y John Fitzgerald Kennedy fueron designados congresistas en 1847 y 1947 respectivamente. Lincoln fue elegido presidente en 1860, justo cien años después, en 1960 fue elegido presidente Kennedy. Medían 1'83 metros y sus apellidos tenían siete letras. Los dos presagiaron sus muertes ya que fueron vaticinadas por varios videntes. Además el secretario de Lincoln, apellidado Kennedy, y el de Kennedy, apellidado Lincoln, recomendaron no acudir a los lugares donde morirían. Fueron asesinados en viernes, por balazos en sus cabezas, disparados desde atrás y delante de sus mujeres; mujeres con las que perdieron un hijo durante su estancia en la Casa Blanca. Booth disparó a Lincoln en el teatro Ford y se refugió en un almacén; Oswald disparó a Kennedy -que viajaba en un coche Lincoln de la casa Ford- desde un almacén y se ocultó en un teatro. Los nombres completos de sus presuntos asesinos, nacidos en 1839 y 1939, suman quince letras cada uno, eran sureños y fueron asesinados horas después de los asesinatos -sin haber confesado su culpabilidad- por dos vengadores; denunciándose en los dos casos la existencia de conspiraciones que implicaban a personajes norteamericanos muy influyentes. Sus sucesores Andrew Johnson y Lindon Johnson (nombres de seis letras) eran senadores, demócratas del sur y nacieron, el primero, en 1808 y, el segundo, en 1908. ¿Es todo casualidad?


El asesinato del rey Humberto I de Italia por el anarquista Bresci.

En la noche del 28 de Julio de 1900, el rey Humberto I de Italia cenaba con su ayudante en un restaurante de la localidad de Monza, donde debía presenciar un concurso de atletismo al día siguiente. Con gran sorpresa observó que el propietario del establecimiento era idéntico a él. Por curiosidad, entabló conversación con él, y fue descubriendo que existían entre ellos otras semejanzas.

El dueño también se llamaba Humberto; al igual que el rey, había nacido en Turín, y en el mismo día; y se había casado con una chica llamada Margherita el mismo día en que el rey se casó con su esposa, la reina Margherita. Y había inaugurado el restaurante el día en que Humberto I fue coronado rey de Italia.

El rey quedó fascinado e invitó a su doble a que asistiera al concurso de atletismo con él. Pero al día siguiente, ya en el estadio, el ayudante del rey le informó que el dueño del restaurante había muerto aquella mañana después de que le hubieran disparado misteriosamente. Y mientras el rey expresaba su pesar, un anarquista que surgió de entre la multitud disparó contra él y le mató

COINCIDENCIA ESTUDIANTIL

En mis épocas de estudiante de Universidad -en la UNAM, siendo mi campus la ENEP Aragón- tenía que viajar a la Biblioteca Nacional de México -ubicada por el espacio escultórico de Ciudad Universitaria- frecuentemente, tomando el autobus gratuito que viaja por todo el campus y teniendo por costumbre leer el libro que llevaba mientras llegaba a mi destino. En cierta ocasión de repente sentí un silencio demasiado "penetrante" y como los ojos de los pasajeros estaban fijos en mi (¿Han tenido ese sensación de sentirse observados?), al alzar la vista descubro que era a mi y al pasajero sentado exactamente frente a mi a quienes todos veían.
Ambos eramos muy parecidos fisicamente, misma complexión, color de pelo, estatura aproximada -lo que podía observarse estando ambos sentados- y, con el mismo tipo de ropa, marca, pero de colores distintos e iguales, me explico: Yo camisa blanca con vivos verdes (la marca de la ropa), él camisa verde con la marca en blanco; yo pantalón de mezclilla cafe y botas negras, él pantalón de mezclilla negro y botas cafes (misma marca); ambos con lentes oscuros, yo con los cristales negros y la moldura azul, él con cristales azules y moldura negra.
Quedandonos mirando un rato mientras saliamos del "shock" nos dimos cuenta que estabamos leyendo el mismo libro (mientras nos observabamos ambos lo dejamos en nuestro regazo con la portada hacia arriba), si no mal recuerdo era Segunda Fundación de Issac Asimov (por supuesto que se trataba de la misma edición). Para terminar nos bajamos en el mismo sitio y él que no aguanto la curiosidad me dijo que si podíamos checar la página que leíamos y si, ambos ibamos en la misma página...
Afortunadamente ibamos a lugares distintos, pero siempre lo recordare.


COINCIDENCIAS?
En alguna ocasión viendo el directorio telefónico por ocio estuve buscando nuestro teléfono y luego me puse a buscar todos los Sánchez Sánchez que estaban ahí, me encontre con un homonimo y su teléfono era igual al nuestro excepto por los dos últimos dígitos (82 el mio, 28 el de él).

Con el servicio telefónico que tenemos en la capital, de repente se han cruzado las lineas y en una ocasión se cruzo con ese teléfono, por lo que nosotros recibiamos sus llamadas y ellos las nuestras y los años de nuestros nacimientos resultaron ser (ya que platicamos algunas veces mientras intercambiabamos recados que recibiamos al tener el mismo nombre), en el 67 él y yo en el 76.

El año pasado recibimos algunas llamadas de algunos de mis amigos preguntando por mi muerte (una de mis amigas se equivoco en esos dos últimos dígitos y se entero de la muerte de esta persona), lo que irremediablemente me deja preguntandome: Si el murio en el año 05... ¿Yo moriré en el 50? (me quedan algunos años para destramparme).

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